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  • Foto del escritorAna Mas villaseñor

Gestionando los miedos infantiles I




El miedo es una emoción cuya función es protegernos. Nos lleva a ponernos a salvo evitando o huyendo de las situaciones de peligro.

Como todas las emociones, el miedo tiene manifestaciones físicas entre las que podríamos destacar flojera en las piernas, sudor frío, palpitaciones, respiración entrecortada, nudo en el estómago o ganas de llorar.

Además de generar sensaciones corporales, el miedo también puede generar pensamientos; muchas veces cuando sentimos miedo, nuestro cerebro se queda como secuestrado por la emoción y empieza a producir pensamientos que, en lugar de calmarnos y ayudarnos a pensar con claridad ¡aumentan muchísimo la emoción!

Quizás algunos de estos pensamientos te resulten familiares: me va a doler, lo voy a pasar fatal, seguro que me equivoco, seguro que se ríen de mi, es súper peligroso... a través de estos pensamientos lo que el cerebro intenta es que hagamos caso a lo que el miedo propone. Es como si intentara convencernos de que somos poco capaces de hacer frente a la amenaza o de que ésta es demasiado peligrosa como para intentarlo.

El afán del cerebro con todo esto no es molestarnos, lo único que pretende es mantenernos a salvo y considera que ésta es la mejor opción.


Como podéis imaginar, el miedo no siempre se equivoca y muchas veces es totalmente razonable, es entonces cuando debemos hacerle caso y ponernos a salvo. Otras veces, el miedo aparece por desconocimiento- las primeras ocasiones en las que vamos a dormir a casa de un amigo- o porque hemos tenido experiencias desagradables en el pasado, en este sentido puede ser normal tener miedo a la piscina si La experiencia que recuerdo es que hace unos meses me caí dentro y pasé un mal rato.


¿Cómo podemos diferenciar unas situaciones de otras? Y sobre todo ¿Cómo podemos transmitir todo esto a nuestros niños?

El primer paso, para poder tomar decisiones conscientes en momentos de tensión, es REGULAR la emoción y para ello es necesario:


- Identificar la emoción: ayudamos al niño a poner nombre a eso tan desagradable que está experimentando y, a través de un breve barrido corporal, también podemos mostrarle cuales son las manifestaciones habituales del miedo en su cuerpo. De esta forma logramos que el pequeño conozca lo que es el miedo como experiencia universal y cómo es su experiencia individual de este miedo. Aqui introducimos una actitud de no juicio hacia las experiencias emocionales propias y ajenas, ya que es posible que yo sienta el miedo de una manera (nudo en el estomago y ganas de llorar) y tú de otra (sudores frios y sensación de bloqueo).


- Validar la emoción: En este punto encontramos tres aspectos interesantes;


En primer lugar la validación de la emoción miedo en relación con su función- el miedo nos permite identificar situaciones de peligro y ponernos a salvo- .


En segundo lugar, validación de la emoción miedo en el contexto en el que aparece- tú nunca antes habías ido a casa de tu amigo Juan ¿verdad? es normal sentir miedo la primera vez que vamos a un sitio desconocido, el cerebro está nervioso porque no sabe si la casa de Juan es un sitio seguro, pero nosotros podemos ayudarle a calmarse recordándole al cerebro lo buen amigo que es Juan y lo bien que nos lo hemos pasado otras veces con él-. Por norma general yo siempre trato de generar cierta distancia entre el niño y sus propias emociones y pensamientos hablándole al niño de lo que el cerebro siente o piensa, para que vaya creciendo con la consciencia de que él/ella no es sus emociones ni sus pensamientos; que puede elegir lo que quiere hacer independientemente de éstos.


Por último, dentro de la validación, emplearia un recurso muy útil: la auto revelación, que no es otra cosa que explicar a nuestros hijos que nosotros a veces también sentimos miedo y ponerles un ejemplo- al principio me daba mucho miedo conducir, pensaba que me iba a chocar todo el rato y me dolía mucho la tripa antes de coger el coche; poco a poco, practicando mucho, cada vez me salía mejor y sentía menos miedo y ahora ya no tengo miedo ni me duele la tripa ni nada de nada- aquí enseñamos muchas cosas. Las dos más importantes serían que nosotros también lo hemos pasado mal, es decir, no es que ellos sean raros o incapaces, es que el miedo forma parte de la experiencia humana habitual. La otra cosa importante es que el miedo es una experiencia temporal, empieza y termina, y nosotros podemos hacer cosas para regularlo.


El segundo paso sería ofrecer herramientas para MANEJAR el miedo concreto al que el niño está haciendo frente. Para ello, debemos comprender qué es exactamente lo que causa miedo al niño. En muchas ocasiones, lo que ocurre es que el pequeño no ha comprendido una situación y desde su óptica, ésta resulta amenazante. Por ejemplo, durante el periodo de desescalada muchos niños salían a la calle aterrados porque creían que estaban haciendo algo inadecuado y que la policía podia descubrirles y meterlos en la cárcel; en esta situación muchos padres interpretaban que el niño tenía miedo al coronavirus y se afanaban por explicarles complejidades, cuando en verdad lo que el menor necesitaba era que le explicasen que ya estaba permitido salir a la calle. Con este tipo de ejemplos queda claro que presuponer no siempre es buena idea, lo mejor es preguntar al niño qué es lo que cree que pasa o puede pasar que le dá tanto miedo.


Una vez conozcamos la causa específica del miedo, el objetivo será idear un plan a medio largo plazo para favorecer que el niño pueda disminuir la percepción de amenaza que le genera cada situación.


Para evitar que este post se extienda demasiado y terminar abrumandoos con recursos e información, voy a dejar un par de libros que nosotros hemos empleado en casa para abordar el miedo de forma general a modo introductorio. Los cuentos nos permiten normalizar la experiencia y validarla y, además podemos recuperarlos en el momento de mayor intensidad emocional -¿te acuerdas de lo que pasaba en el cuento? ¿Cómo hacía el personaje- en niños preescolares este apoyo es especialmente interesante.


El primer cuento que os quería presentar se titula Todo lo que sé del miedo y forma parte de la maravillosa colección de Jugaia libros para jugar y descubrir. Escrito por Jaume Copons e ilustrado por Pep Montserrat, en este cuento de la editorial Combel, el protagonista nos va mostrando algunos de los miedos más frecuentes de forma bastante divertida.

Puede encontrar el libro Aquí




El segundo libro del que me gustaria hablaros se titula Cuando estoy nervioso de la editorial SM forma parte de la colección para niños de Trace Moroney. En este cuento se van mostrando diferentes manifestaciones de miedos tales como hablar en público o ir a la piscina de forma accesible para los peques de la casa.


Los cuentos son una manera estupenda de explicar cosas a los niños ya que nos ayudan a hacerles más accesibles realidades complejas.


En el siguiente post sobre manejo del miedo, os mostraré diferentes juegos que podemos hacer en casa y os explicare algunas de las claves que debemos tener en cuenta para ir utilizando el juego como herramienta para ayudar a los peques (y no ten peques) a lidiar con sus miedos.


¡Espero que os resulte útil!


Ana




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